El Barcelona conserva el liderazgo en Vallecas ante el Rayo
Cuando el Barça tiene enfrente al Rayo Vallecano de Paco, todo el mundo sabe como va a ser
el encuentro. Lo anuncia el entrenador rayista durante la semana y lo corrobora su
equipo sobre el césped el día en cuestión. Esta vez la cosa no cambió, el
equipo franjirrojo volvió a saltar al campo de manera
valiente, o suicida, y durante media hora mantuvo la emoción en el partido.
En esos primeros treinta minutos los locales apretaron arriba y
adelantaron la defensa, cerrando los espacios y recuperando el balón en el
medio del campo. El despliegue físico de los madrileños fue digno de admiración
y en ese tiempo se vio más a un Bravo, que tras aguantar 20 minutos sin encajar gol superó el récord histórico de Artola
de la temporada 77/78, que a un Toño que fue titular ante la baja de Cristian
Álvarez.
Sin embargo, el problema llegó cuando al Rayo se
le agotó el físico, algo que era previsible. Entonces Paco espoleó a los suyos
para adelantar la línea defensiva aún más, hasta
colocarla a treinta metros de su área, pero con el problema de que la presión
en el medio ya era por entonces inexistente. Fue el momento de que aparecieran
los Xavi, Iniesta y compañía para manejar el partido y
los Messi, Neymar y Munir para matar.
Lo que todo el mundo veía entonces, parecía
pasar inadvertido para Jémez. Una defensa
adelantada sin presión en la línea de pase y ante el Barça es un suicidio. El asunto en
cuestión era entonces saber si es que el técnico rayista no era partidario de
la eutanasia. Porque cada vez que enfrente está el Barcelona decide
morir de la misma forma, heroica sin duda, pero dejando la sensación por
momentos de que se podría hacer más para luchar por el triunfo.
Y es que con el Rayo ya hundido
físicamente aparecieron las estrellas. Primero Messi en el 35 para aprovechar un despeje de Piqué y
convertirlo en un gran gol tras picar por encima de Toño. Al minuto se acabó de
suicidar el equipo de Vallecas, una perdida de balón la transformaron entre
Munir y Neymar en el 0-2, partido finiquitado.
Desde ese momento el partido pasó a una fase de aburrimiento que
duró hasta el final. Antes del descanso Mateu
Lahoz fue
benévolo con el Rayo y perdonó la expulsión a Toño tras un penalti clarísimo a
Munir. Los segundos 45 minutos dejaron a un Barça que se conformó, más aún tras la
derrota entre semana ante el París Saint-Germain, y a un equipo vallecano que
no pudo ni supo hacer daño a su rival.
Al final dos minutos sirvieron
al Barcelona para seguir líderes de liga. Además los hombres de Luis
Enrique, en una de las versiones más aburridas que se les recuerda,
suman un partido más sin recibir goles en la competición nacional y dejan el
poso de equipo que poco a poco va consolidándose, lo que les permite resolver
partidos sin demasiada brillantez.

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